viernes, 17 de junio de 2011

Numerologia

Seiscientos setenta y dos:
Seis mas siete, trece.
Trece, trece.
Trece mas dos, quince.
Quince. Uno mas cinco, seis.
Seis, seis.
Seis, ciento ochenta grados a la izquierda, nueve.
Ciento ochenta mas nueve, ciento ochenta y nueve.
Uno mas ocho, nueve.
Nueve mas nueve, dieciocho.
Uno mas ocho, nueve.
Nueve.
¡Nueve! ¿Por que otra vez? ¿Por que?
Nueve, ciento ochenta grados a la derecha, seis.
Ciento ochenta mas seis, ciento ochenta y seis.
Uno mas ocho, nueve.
Nueve mas seis, quince.
Uno mas cinco, seis.
Seis.
No, no no no no no y no, borrón y cuenta nueva.
Uno mas ocho, nueve.
Nueve menos seis, tres.
Bien, tres.
No, no debe ser impar. No puede quedar impar.

Necesito dormir, necesito dormir pero no puedo con un tres, no con un tres.
El tres no tiene recta, no tiene orden. Así no puedo dormir.
Necesito dormir, necesito dormir pero no puedo con un tres, no con un tres.

Esperando, desafiando.

El aroma voló
lejos
y entre el hielo del otoño encuentro
la irresistible suavidad
que exigían mis nervios.

Me evaporo,
me quemo.
Me deslizo certero y ciego.

No hay freno.
Estigma, veneno.

Se estanca una sonrisa.
Las caricias enroscan,
sofocan, intentan.
Rompen todo dentro mío.
Rompen el silencio.
Rompen al espacio y al tiempo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen tu recuerdo.
Rompen todo dentro mio.
Rompen el silencio.
Rompen al espacio y al tiempo.
Rompen tu recuerdo.
Roen el intento.

Hechos, hipótesis.
Recuerdos.
Plumas que van y vienen
con la culpa,
con la dura astucia
de la duda.

La verdad es profunda
y mi cuerpo, débil.
Estéril e incompleto.

martes, 14 de junio de 2011

Introspeccion

Despues de largos años de introspeccion y visitas a las mentes ajenas, se dio cuenta que ese cuerpo en el cual se paseaba libremente solo estaba lleno de imperfecciones y leves fallas en los procesos cognitivos.
Eso sin, todavia, haber levantado la cabeza para entrar de lleno al territorio de lo fisico. Se dispuso a hacerlo, y mirando al cielo dejo que el viento frio le penetre la garganta y le apuñale el pecho. Nada importaba en ese momento, el estaba en calma bajo la luna y un manto de enormes e infinitos soles repartidos de forma uniforme en la oscuridad.
Si, el cielo es demasiado grande. ¿Y el mar? El era conciente de que necesitaba oxigeno para seguir vivo, pero tambien era conciente de que seguir vivo implicaba seguir soportando la dolorosa introspeccion y esas tan crudas visitas a las mentes ajenas.
Estuvo mucho tiempo en tierra, poco menos de dos decadas.
Tambien, durante poco tiempo estuvo suspendido en el aire de frente a sus parpados tibios, sintiendo como la sonrisa que lo caracterizaba tomaba forma lentamente, metro por metro.
Y poco despues, se fundio con el gelido desierto de agua negra que lo espero durante tantos largos años para, por fin, alcanzar la tan reiterada y falsa felicidad.