martes, 28 de febrero de 2012

Odontología

Dientes.
Dientes que se cruzan y se hablan,
se maltratan.
Lenguas, lenguas que bailan ciegas
entre el sudor adolescente,
entre las sabanas,
entre los dientes.

Dientes que se mienten
en la distancia.
Dientes que lentamente
se moldean en un vientre joven.
Dientes que se mueven
y envenenados
muerden piel ajena.

Dientes que tiemblan
y se duermen.
Metales filosos
que estudian y roen
asquerosos surcos,
asquerosos dientes,
ilegales besos en ciudades rebeldes.

Traiciones imprudentes bajo el sol
al pequeño y blanco vientre,
que entre el frío esconde tristeza
y pequeños blancos dientes
que son fruto de un error,
de un impulso adolescente.

Errores.
Más y más errores
desgarraron el amor de aquellos años:
Venganzas sexuales
que mueren al instante.
Piezas dentales
que se adhieren al caos.

Vestido de novia,
delantales blancos.
Barbijos que ocultan
compromisos falsos.

Saliva y lagrimas seguidas
de mas dientes en el mismo vientre
que hoy ríen y sienten
una intensa alegría
sin conocer todavía
el frío de las crueles herramientas
que apuñalan las encías
y dejan fluir la sangre entre los dientes.

La sangre entre los dientes.
La sangre entre los dientes.
Los dientes entre la piel.
La piel entre la sangre.
El sarro sobre los dientes,
los dientes entre la sangre de mi sangre.
La sangre sobre los dientes.
Los dientes dentro del vientre,
el vientre lleno de sangre.
El sarro sobre la piel.
La sangre entre los dientes.
La sangre entre los dientes.