miércoles, 12 de septiembre de 2012

Abejas muertas

Tal vez esto sea simplemente un ida y vuelta y ahora, en este preciso instante, me sienta de la misma manera en la que se sentían las decenas de abejas que atrapaba con una botella: Encerradas sin destino alguno en algún lugar que no conocen ni esperaban conocer; inútiles, confundidas y chocándose unas a otras de manera sucesiva hasta que, dentro de la botella, una enorme y edionda bola de abejas iba creciendo hasta atraer a todas y cada una de ellas.
Cómo ser consciente a los siete años de que las abejas sufren y se matan unas a otras cuando enloquecen por el encierro? Si, se matan unas a otras. Solo creía que los humanos se mataban unos a otros, pero resulta que las abejas también lo hacen. En mi inocencia estaba tristemente seguro de que mis efímeras amigas morían por el insoportable olor a polen que se desparramaba en el interior de la botella.
Tal vez si las abejas no hubieran muerto, me hubieran enseñado a poder vivir 5 días sin alcohol ni pornografía o a no mentir tan fríamente; tal vez me hubieran enseñado a odiar un poco menos o a poder sonreír cuando la situación lo exige; tal vez me hubieran enseñado a no criticar si no es de forma constructiva o a mirar a la gente cuando hablo; tal vez, y solo tal vez, me hubieran enseñado a caminar sin calcular mis pasos, pero no lo hicieron. Cómo podrían hacerlo si son abejas muertas? Qué piensan de mí aquellas abejas que murieron dentro de mis botellas?