martes, 28 de diciembre de 2010

Párpados

Mi mirada fija en la luna
y una ventana que llora
secándose las lagrimas con lluvia
son esta noche mis fieles valkirias.

Olemos a tabaco mojado
y al ritmo de los astros
nublamos el ambiente.
Reímos
tan fuerte en este claustro
que levantamos polvo.
Reímos
hipnotizados por su danza.
La tenue luz que filtra la hierba
es musa y música
de nuestra estancia.

Las horas pasaban.
Mi cuerpo transpirado sintió rechazo
a tanta fúnebre malaria
y se bañó bajo la lluvia lejana
de algún ocaso sin viento.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Placer

Fue como una herida humeante
en camara lenta,
todo globulo crecia y flotaba.
Cuando se cerro ya era tarde,
cuando se seco estaba adornada
por la humedad de la tierra
y la oscuridad.

Nadie sabe donde fue.
Todos suponen
sin escucharlo,
sin escuchar esa debil voz
que en la efimera distancia
engaña los sentidos.
La realidad nos distrae,
importa mas que el misterio
de un alma sin vida.

Hoy las flores adornan
su piel gelida y gris,
y sin mas vida
que una piedra vieja
vuela entre el enigma
en contra de su voluntad.

Los rios fluyen,
la hierba crece.
Los mares se calman,
y se atormentan.
Las aves vuelan,
los hombren mueren.
Las madres rien y se entristecen.
Las fieras matan y las flautas cantan.
Pero él, el no tuvo otra ruta
que no sea la vida eterna
fuera de los limites.

Apuesto mi vida
a que no hay mejor placer
que la muerte.


jueves, 2 de diciembre de 2010

El vientre

El primer rayo de luz penetraba los cristales.
Los colores adornaban
las esquinas oscuras del mundo
que dejaban expuestas la humedad y la muerte
ante los ojos que todavía
no habían encontrado forma ni sentido.

Se oyó la voz viva y aguda
de un movimiento lejano
que fue asomándose
hasta dejar todo blanco
y efímeramente brillante.

El suelo se enfriaba
y así las almas comenzaban a acoplar la materia
que subía exigiendo al cielo rojo
más movimiento.

Agua y humo adornaba
lo que hoy llamamos
un misterio.
Nubló los ojos también
de la abundante hierba oscura
de las bestias moribundas que fijaban la mirada en la neblina
exigiendo al cielo negro
más y mas comida.

Tanto libertinaje dejo huecos
en los primeros abrazos del sol en el alba.
Las mandíbulas caídas
perdieron su cruel existencia
y el agua escupió una traición tan grave
que hasta el día de hoy sigue matando
al génesis.