jueves, 21 de noviembre de 2013

Espíritu adicto al sueño

Se ve brillar el sol
dentro de este frasco
entre el escándalo
todo se ve más oscuro
más lúgubre y distante
que de costumbre
es la singular manera en que se pudren
los ensambles, los estantes
donde el polvo cubre las botellas
y las doncellas mueren sin abrazos
ni estrellas, ni latigazos
de intrépidos lagartos y vasallos
que cubiertos de piel seca
deambulan con espanto
ocultando sus muecas
tristes, sedientos, borrachos
los estragos de las fieles hienas
que celebran el entierro de la vida
evitando la caída de hormigas
que blasfeman y se mezclan en la hiedra
en la tierra que entrecierra las espigas
de la medianoche.

El derroche, el entierro
desenfoque de pulmones y relojes;
alegrías desmedidas, alegrías
hay alegría aunque el alma llore
y haga tregua con las voces de los pobres errores
que nos condenan.

Tengo cierta perversión;
tengo frío, tengo sueño
y pretendo descansar entre la brisa
entre las entrépidas caricias
del violento viento
entre el estruendo de la espiga
de la medianoche.

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